El Norte fue nuestro destino. Lugares nunca antes vistos, dormir en cualquier parte, profundizar, hacer silencio, reencontrarme conmigo, volver a despertar. Los últimos meses antes de irme estaba muy desorientada. No entendía nada de lo que pasaba a mi alrededor, no lograba conectarme con nadie. Necesité irme para volver a ser yo y así poder reconciliarme con todos.
Los que me leen (y conocen, claro) hace tiempo, saben que siempre reivindique los espacios propios, la individualidad en la pareja, y ceder solo en casos particulares. Estas vacaciones fueron el reflejo de todo eso, eso que recomiendo para poder llevar una vida equilibrada y feliz. Si, volví a sentirme feliz y ese fue el mejor resultado de haberme ido…