En la pareja, ¿Hasta donde es normal ceder por el otro?.
A partir de ejemplos que veo a diario, y debiendo reconocer vivencias propias del pasado (y no tan pasado también) descubro como algo tan complejo como ceder se vuelve una costumbre casi invisible y acomodada en las relaciones, sean formales y no tanto.
El ceder llega acompañado de otras cosas, de la costumbre, de la conformidad mediocre y hasta del miedo a intentar vivir mejor. A ver, pongamos un ejemplo:
Es sábado a la noche y decidiste no aceptar salir con amigas a comer y a tomar algo porque Charly llamó para invitarte a dormir a su casa, entonces como una desquiciada mental, rajaste. Ahora, luego de la charla, el momento culmine y demás, te encontrás a las tres de la mañana mirando la repetición de Boca-Vélez de hace dos años, con el otro gritándole a la tele y para colmo mirándote cada tanto para ver si estas prestando atención a semejante huevada como si fuese un documental del “Nacional Geographic”.
Con una mano en el corazón, no se como pueden llegar a pensar que nosotras estamos atentas en como pateó el penal el hijo de puta de Palermo cuando en realidad estamos pensando como mierda le dijimos no a las chicas y las cambiamos por “El Show de goles de Boquita”.
Voto para que el polvo se complemente con una salida post-sexual con amigas o mínimo una TV más en otro cuarto: POSITIVO.
Si no te sentiste identificada ahí, pongamos otro ejemplo…
Si nunca fuiste muy amante de los domingos en familia, ¿Qué mejor que empezar a pasar los domingos en la casa de tu novio con SU familia que no puede ni verte?. Desde el inicio sentiste que por mejor actitud que le pongas, no les caes bien, pero tu novio (mamero, claro) insiste en que te lleves bien hasta con tu cuñada, cosa que sabemos las mujeres es algo que JAMAS pasó ni va a pasar!.
Es así como de pronto, te pasas levantándote los domingos con resaca y a las puteadas, para ir a sentarte a comer fideos con tu mejor cara de póker preguntándote que es lo peor qué podría pasarte para cagarte más el fin de semana.
Sugerencia: Buscate a alguien con edad suficiente que te evite esos detalles.
Ahora si, siendo sinceras, sabemos que alguna vez transitamos esas patéticas situaciones. No poder elegir que mirar en la tele o no poder elegir si ir o no un lugar donde no se es bienvenida abre, para mi gusto, la puerta al interrogante: ¿Vale la pena perder esa libertad individual para convertirla en un sinónimo de sostén?.
Mi respuesta está por demás…
Un ejemplo peor: esperar más de 33 años por ver a tu equipo campeón, casarte por civil el día del último partido, que salga campeón y no poder ir a los festejos porque te regalan una noche de bodas en la mejor swuit de un hotel 5 estrellas y que en vez de pegarte el polvo del recuerdo de tu primera noche de "estupidamente casada" el maricón del culo llore toda la noche porque va a estar lejos de su madre y encima de la ventana del hotel oigas las bocinas del festejo... Nooooooooooooooooooooo... hay que ser pelotuda, no?! jajaja...
ResponderEliminarJajaja! Naaaaaaa, quiero creer que lo de las lagrimas en invento porque es DEMASIADO!
ResponderEliminarIgual, ni hablemos del detalle de casarte y lamentar no estar el dia que tu equipo sale campeon!. Ahi ya hay dos conflictos amiga!
Gracias por tu mensaje!
Es too much...pero la pura verdad... y yo mirando x la ventana del hotel bebiendome el champagne solita y preguntándome: cómo se puede ser tan pelotuda?...
ResponderEliminarY si... pero son más de dos conflictos si te contara en detalle los por menores de mi vida... Eso lo dejaré para otro momento de inspiración porque es largo y el tiempo escasea... Gracias a ti "Divina" por tu respuesta...