Los hombres y el Chat

En momentos de soltería el chat puede ser una herramienta para evitarnos perder el tiempo con ciertas personas. Es verdad que también nos contacta continuamente con los que si nos importan y nos enloquece un poco con esos del pasado que nunca se terminan de ir de nuestras vidas.
"Divina Actitud" clasificó a los hombres dentro de este medio para despejarnos un poco el panorama...

En la vida del Chat hay solo tres tipos de hombres que importan:

1º El tipo con el que tuviste una historia.
2º El tipo por el que morís.
3º El tipo con el que jamás chateaste y por el cuál tenés al menos un mínimo interés.


1º Frente a los tipos del primer grupo, existen dos alternativas, están aquellos hombres con los que tuviste una historia y no significan más que un contacto cualquiera y están aquellos que todavía, aunque sea poquito, te importan.
Con respecto a los primeros no hay mucho para analizar, ahora, los segundos, debemos reconocer que son esos que una no quiere cruzar por el mundo cibernético así porque si.
Se conecta “Charly” y no queremos que nos vea muy disponible, no queremos que nos hable, y no queremos hablarle, pero igual nos molesta que pase tanto tiempo en la PC sin dirigirnos la palabra. Todo de pronto se vuelve contradictorio y agobiante, la computadora nos enloquece la cabeza y remueve el pasado pese al poco movimiento. Nos vamos, nos desconectamos, nadie le habló a nadie, nada cambió y todo sigue igual pero peor, porque la máquina nos reafirmo las teorías.

2º El protagonista de este grupo nos vuelve taradas, saquémonos las caretas porque es cierto. De repente volvemos a esa época en la que nos hacemos de tiempo (aunque no lo tengamos) y nos sentamos frente a la PC cual quinceañeras.
Previo al inicio de conversación buscamos una foto “con onda”, si, cual Floggers inseguras y cuando la tenemos lista decidimos que es momento de “Iniciar sesión”. Ah! Me olvidaba, antes OBVIO chequeamos si “Él” está.
Ahora el problemita en cuestión es quién “habla” primero. Si sos vos, quedas como una desesperada de cuarta y no da, si es él y es rápido, sabemos que engalana y sonreímos como idiotas antes de poder responder.
Eso me da el pie al segundo conflicto: “¿Qué le decimos, de qué hablamos?”. El momento de la conversación con ese que te encanta JAMÁS es como una conversación cualquiera, porque a diferencia de una conversación cara a cara, el Messenger, por ejemplo, te ofrece esa liiiiinda posibilidad de releer lo que el otro te viene diciendo y de eso nose escapa.
Suponiendo que todo hasta ahí va de maravillas, vale la pena destacar la importancia del Chat a la hora de abrir el juego con ciertos temas de la intimidad que en otro lugar o momento no saldrían tan fácilmente.
Como conclusión, el Chat para el inicio con esa persona que te gusta, es una herramienta útil y recomendable. Se cae de maduro la prohibición al abuso y al reemplazo del contacto personal, pero se lo habilita, reitero, a la hora de jugar con la imaginación…

3º Llegamos ahora sí, al último y al más temido caso. Al del tipo que conociste en vacaciones, al que te cruzaste en un bar unas cuantas veces, al amigo de tu amiga que siempre te gustó. Todos tienen en común que aún no rindieron tu evaluación del Chat.
Si, si actualmente estás navegando por este grupo debes estar alerta y usar la PC como un filtro para evitar darte la cabeza contra la pared. Titularé esta parte como: “Dime como chateas y te diré si vale la pena verle la cara de nuevo”.
No voy a hablar del caso en el que resulta todo DIVINO, sino que para la ayuda de mujeres voy a plantear el caso en el que no deberá existir bajo ninguna excepción el derecho a réplica.
La situación es así: Aparece “Tincho”, ese tipo con el que aún no chateaste y que ahora ves conectado, por ese motivo, te conectas para entablar algún tipo de conversación, si, a pesar de ver que su nick es:

-T.I.N.C.H.O…..(Dibujo pelotudo)…..ROJO SOS MI LOKURA-

Decidís omitir ese detalle y lo saludas como quién no quiere la cosa. Ok, pasaste quince minutas conectada y no fue capaz de saludar, entonces le hablas con un sutil…

D.A-

“Hola!”

A lo que responde sin parpadear:

-T.I.N.C.H.O…..(Dibujo pelotudo)…..ROJO SOS MI LOKURA-

“Hola bebé! Todo bien?”

Si pensabas que tu “Hola!” luciría un tanto emocionado, explicame como te suena la palabra “Bebé”. Si hay algo que no le puedo permitir a los hombres es que usen una palabra tan grasosa, otra cosa que no permito es el uso de las K en lugar de las C como una mediocre costumbre Kirchnerista.
Ok. Como una reverenda tarada a esa altura y a pesar de que tu libido se estrelló contra el teclado, “tu parte más copada” te obliga a no desistir tan rápido y te incita a darle una oportunidad al boludo en cuestión. Entonces es ahí, justo cuando creías que estabas siendo demasiado determinante aparece una especie de invitación mezclada con algo que podrían ser las ansías de un nene de 12 años…

-T.I.N.C.H.O…..(Dibujo pelotudo)…..ROJO SOS MI LOKURA-

-Estas sola chiquita? Pobrecita! No querés que vaya a hacerte compañía?-

O mejor:

-Estoy solito! ¿Querés venir un ratito y dormimos juntitos?-

De más está decir que a estas pelotudeces le suma caritas que guiñan un ojo, caritas tristes y caritas de llanto cuando rechazas su cuasi propuesta y lo mandás a la concha de lora.
No, no podes mi vida, no podes ser tan pero tan limitado como para creer que con una invitación tan desagradable, mal escrita y carente como esa yo voy a acceder a verte. Es simple, es claro.

Antes de terminar quiero profundizar en algo: Si al MAMERTO después del “Hola bebé” y todos las herramientas decorativas con las que escribe, se la seguís, nada de lo que viene después debería generarte una sorpresa. Y si después de esa nutrida conversación en la que el MAMERTO no logra entender que es MAMERTO, vos le aceptas una invitación, queda claro que el de los “problemitas” no es él sino vos y que definitivamente sos cómplice de fomentar la reproducción de esta manga de conchudos que andan dando vueltas por el Chat.
Cadena de oración cibernética para que esos hombres desconocidos del otro lado de la PC, sean sexys e inteligentes y que de no ser así, vos no seas tan pero tan PELOTUDA.
Amén!